martes, 6 de diciembre de 2011

La Góndola Lúgubre

Ave Caesar, morituri te salutant...

Suetonio (Claudio, XXI)


En marcha lenta, remera

una góndola lúgubre

orgullosa de su prenda

cruza lánguida y solemne

frente a San Marco en niebla


No lloraban luto tus balcones

Vendramin, del Canal doliente

Un corro de curiosas almas

puentes, ventanas y terrazas

sospechan la gloria moviente


El boga, de triste semblante

hería cadente las aguas

que al paso fúnebre místico

de su angustia, en proa remada

revolvía en ondas crecientes


La soberana carga inerte

revestida en caoba y lino

se abría paso majestuosa

De Monsalvat un cisne amigo

llevaba a un Lohengrin dormido


Inerte la expresión mortuoria

de Wotan, en fría mortaja:

reposa del drama y la escena

Y el boga de triste semblante

hería las aguas cadente


El recio féretro en el puerto

por multitudes asediado

al carruaje negro es llevado

Sobre un vagón hacia Bavaria

con gran honor depositado


Wotan, el del ojo cegado

lanza divina mercenaria

brioso potro alado de casta

Hacia ese Walhalla de Wahnfried

multitudes, coros arrastras


El último engendro sublime

en Parsifal ya te consagra

Bayreuth, festivales, Octubre

muchedumbres cantan y alaban

drama, redención acabada


Extenso cruzar de los Alpes

lluviosos los días dolientes

Cada estación llora y saluda

angustiada, fría y rugiente

a su dios inerte, durmiente


La negra masa dolorosa

de Siegfried siguió la carroza

Ventanas, balcones, terrazas

oriflamas, flores y telas

en himnos y gritos saludan


De lejos... ¡Oh aura brillosa!

Isolde una endecha ya canta

Brangänne, doncella valiente

oportuno consuelo busca:

Plañe a un Tristán solaz, durmiente


En esos jardines de Wahnfried

en dura madera adornada

reposa del héroe la gloria

Un abate ceremonioso

ante el féretro salmodiaba


En lo más hondo de esa fosa

bajo lustro mármol pesado

se esconde el féretro ostentoso

del último Welsung glorioso

Lápida gris y majestuosa


Dueño y Señor de tu Walhalla:

tu muerte solemne congrega

Walkirias guerreras del alba

cuando en toda tarde de Octubre

los coros aclaman tu fama


Las Ondinas custodias del Rhin

guardarán tu oro, tus dramas

partitas de diestro cayado

que en tiempo de ira robaste

a los Nibelungos malvados


Cósima, en luto mortuorio

heredera de ese pautado

esboza el futuro de honra

ante la gris loza, lustrosa

del Tristán callado, amado


Vive hoy el día de inocencia

natura redención, pecado

Declara piadoso Gurnemanz,

Parsifal, coros exaltados

en el jardín solo y profundo


Bello crepúsculo tu genio...

Por error confundí alborada

Dura paráfrasis que un Fauno

besando después tu féretro

proclamó así postrera fama


El inspirado esbozo de Liszt

Trazó profética góndola

de mortaja y premonitoria

al Gran Canal, esplendorosa

crepúsculo etéreo, glorioso


Himnos y nocturnos de Isolde

Canto celeste de Brangänne

En la espesura, en madrugada

la imagen del Tristán fulgente

¡viene así a tu encuentro amada!


Al alba, lenta, solitaria

la góndola lúgubre heroica

por Vendramin vacía pasa

y por San Marco pletórica

retorna de muerte, silente...


El boga, dolor en semblante

surcaba solemne el retorno

en las aguas calmas dolientes

al dios durmiente del responso

con la fama y gloria imponentes


Y en aquella tarde lluviosa

en crepúsculo, en horizonte

una sombra, alado caballo

cautivó su visión paciente

desde su góndola en poniente


En espesos nimbos grisáceos

la vio así volar rauda, hermosa:

Walkiria, amazona sagrada

¡Brünnhilde llevaba un cayado

y un recio héroe hacia el Walhalla!


*

A la majestad y memoria del maestro de Bayreuth, Richard Wagner.

El martes 13 de febrero de 1883, hacia las dos de la tarde, moría el compositor en Venecia, a los 69 años de edad. Los últimos días de su vida, transcurrieron placidos, afectados frecuentemente por accesos de su enfermedad cardiaca. Relata un biógrafo: "La imagen del Wagner veneciano en su último invierno es la de un anciano que acude a las tertulias en los cafés y se sienta frente a San Marco para recibir el calorcillo de un sol amable y dulce. Franz Liszt, su suegro, compuso una inquietante partitura premonitoria, La Góndola Lúgubre, inspirada en el traslado en góndola de los restos mortales de los venecianos fallecidos, rodeados por las turbias aguas de los canales. El 12 de febrero el pintor ruso Paul von Joukowski tomo el último apunte de Wagner. Algo indispuesto, el compositor permaneció en su gabinete la mañana del fatídico 13 de febrero. Tres días después, a la misma hora que el compositor había dejado de existir, salía del palacio de Vendramin-Calergi -residencia de Wagner en Venecia- un féretro adornado con cabeza de león. En la "góndola lúgubre" el cadáver llegó hasta la estación del ferrocarril. Cósima, su esposa, a pie y enlutada, seguía al cortejo fúnebre. Luego comenzó el viaje del cuerpo sin vida a través de Italia y Alemania. Comisiones y portadores de coronas esperaban el paso del tren en todas las estaciones. Ya entrada la noche del día 17, el tren llego a Bayreuth. La ciudad en masa esperaba el fúnebre convoy. Al día siguiente, tuvieron lugar las exequias con discursos de los ediles municipales, banderas a media asta y lampadarios cubiertas con gasas negras. El féretro fue enterrado, tras recorrer toda la ciudad, en la fosa dispuesta detrás de Wahnfried, que significa paz de la ilusión, casi al borde del jardín real.

Liszt, que se hallaba en Budapest, no pudo asistir al entierro

Asistieron al mismo, miembros de los patronatos Wagner, las fuerzas vivas de Bayreuth, una representación del Rey Ludwig II, amigos y colaboradores. La loza de su tumba, de mármol gris, no tiene inscripción. Forma un ligero túmulo, rodeado de hiedra. Tilos y celindas otorgan al lugar penumbra, silencio y aroma. Cada año, al iniciarse el festival, el coro canta ante la tumba su homenaje de consuelo y esperanza, pues en este estático espacio, en palabras de Gurnemanz (tomadas de la última opera Parsifal), "vive hoy su día de inocencia la naturaleza redimida del pecado"

Controvertido póstumamente, sus detractores y seguidores no cesaron de hablar acerca del “caso Wagner” como lo planteara de esta forma Nietzsche y como apuntara Debussy, señalándolo como un ocaso confundido por amanecer en la nueva era musical.

La imagen etérea de la Walkiria Brünnhilde eleva en esta semblanza las partituras en forma de báculo junto al cadáver del proclamado Sumo Sacerdote del drama moderno alemán en apoteosis hacia el Olimpo nórdico.

Descansa así en paz el Maestro de Bayreuth, padre de las huestes del Walhalla, el atribulado trovador de Venus...

Salve Cesar (o Emperador), los que van a morir te saludan

*

Lima, 03 enero de 1999. A los 116 años de su muerte.

Luis Adolfo Siabala