martes, 30 de noviembre de 2010

HAYA DE LA TORRE Y JUAN MEJÍA BACA


El tiempo que no se acaba


Escribe Rolando Pacheco Faura (*)

Transcurría una mañana de abril, por el año 1997 cuando en plena cátedra de Derecho Internacional Público el doctor Carlos Enrique Ferreyros, recordado y apreciado maestro universitario, nos recomienda la lectura de Las Obras Completas de Víctor Raúl Haya de la Torre , testimonio histórico del Fundador del Aprismo en el Perú. En vista de la importante invocación, decidimos visitar al famoso editor don Juan Mejía Baca, y lo hice en compañía de un distinguido amigo y compañero, hoy destacada figura del Derecho Civil Peruano, mi colega Viviano Rodríguez Dorich. Llegamos a su antiguo local de la calle los Huérfanos donde trabajó a lo largo de más de 40 años, realizando su sueño y materializando su esperanza.

Tuvimos la suerte histórica de encontrarlo y platicar a lo largo de dos horas, con el ex director de la Biblioteca Nacional, era un conversador empedernido, amaba la institución del diálogo, que nosotros supimos recoger de Haya de la Torre. Gran parte de nuestra plática, se funda en sus evocaciones y recuerdos, nos habló mucho de sus tertulias con José María Arguedas, Martín Adán, Jorge Basadre, Raúl Porras Barrenechea, Sebastián Salazar Bondy y Luis Alberto Sánchez.

La grandeza de éste ilustre peruano radió en su entrega para trabajar por el desarrollo de la cultura. Hombre que sirvió y luchó con la mayor humildad. Por eso, quienes tuvimos la suerte de conocerlo y tratarlo por poco que pueda haber sido el tiempo, encontramos en sus grandes condiciones humanas, demostradas a lo largo de su permanencia en la Biblioteca Nacional donde se sabe que en alguna oportunidad les regaló a los trabajadores muebles, sillas y mesas, que trajo de su casa para que mejoren su local sindical. Evidentemente, el país tuvo en este ilustre chiclayano don Juan Mejía Baca, al mejor librero que la historia del Perú haya tenido. Su fe en el futuro del país fue muy grande “Don Juan”, como lo recordaba Cesáreo Gutiérrez Vivanco, amigo y colaborador del gran librero, comentaba que alguna vez le escuchó decir: “No golpees los libros porque les duele, sólo que ellos no saben decir “ay”.

Murió a los 79 años de edad y quedó en lo más fecundo de los corazones apristas cuando se expresó de las Obras Completas de Haya de la Torre de la siguiente forma: “El fundador del APRA, tuvo una personalidad superior, De ahí que tanto sus obras como su vida sean más que ejemplo: son mandatos de los cuales no se puede renunciar como sea, por razones puramente políticas. Su presencia en la historia del Perú es neta como tal, nadie podrá negarla.

Se podía estar o no de acuerdo con su pensamiento, pero para ello habrá que exhibir otro que con ventaja lo reemplace. Hasta este momento no lo hay.

Queda, en toda su vigencia, el pensamiento y la acción de uno de los hombres más singulares que ha tenido el Perú, y que no se detuvo en las fronteras patrias sino que recogiendo el ideal de los precursores vio a la América que nosotros tal vez no veamos, pero que algún día será verdad, y verdad grande. Por ello, hoy más que nunca la juventud del APRA debe saber que las Obras Completas de Haya de la Torre, fueron el resultado de un gran esfuerzo, de una Comisión presidida por Luis Alberto Sánchez e integrada por Carlos Manuel Cox, Nicanor Mujica A. C., Andrés Townsend Ezcurra y Carlos Roca Cáceres.

Las Obras Completas, recogen todos los libros de Haya de la Torre se publican, por primera vez en volumen, sus artículos periodísticos, crónicas de viaje, ensayos y testimonios, probablemente y como ocurre según apunta Sánchez, con todas las Obras Completas, estas nunca llegan a serlo del todo, en particular cuando se trata de un escritor tan probo y con una vida tan agitada y propensa al extravío de papeles y originales pero aquí, se encuentran sin duda, todos los libros, y la mayoría de folletos, artículos periodísticos y discursos de Haya de la Torre. Nadie podrá reconstruir la historia contemporánea de Latinoamérica sin consultar estas páginas y confrontarlos con los cambios ocurridos desde que Haya de la Torre proclamó su incitante desafío emancipador. Richard Goodwin el escritor norteamericano, que acuñara para Kennedy la expresión “Alianza para el Progreso”, formuló en LIFE, hace algunos años una de las apreciaciones más significativas sobre el fundador del aprismo, al decir que “con Haya de la Torre empieza la historia contemporánea de América Latina”

Añadiremos, que con él comienza y que él sigue influyéndola en su acontecer, en su previsión y en su profecía.

La lectura de las obras completas ofrece estímulos y sorpresas. El más antiguo de los libros “Por la Emancipación de América Latina”, B. Aires. 1927, insertó en las obras. Es el breviario de un luchador juvenil de arrobadora riqueza expresiva-un poco el “Doctor Torrente”-que le decían a Martí.

No creemos que nadie, ni en esta época de programación masiva pero elemental, de credos revolucionarios haya escrito páginas tan llenas de un antiimperialismo enérgico y visceral. Pero éste, y allí esta la alquimia del político, que se transforma en “un gran impulso constructivo”. Nadie podrá disculparle la primogenitura en la cruzada de la unión latinoamericana. En estas páginas, se ve como Víctor Raúl, al modo como pedía Unamuno a los españoles que hicieran con el Quijote, sacó a Bolívar de su tumba y echó de nuevo andar sus ideas, pero con vertebración económica, política y moderna. Releer “El Antiimperialismo y el APRA” en la que viene a ser su sexta edición confirma la calidad señera de este libro básico para la política latinoamericana de nuestro tiempo. “Espacio-Tiempo Histórico”, nos confirma la profundidad filosófica de su autor y documenta lo que hasta 1953 no había intentado ningún marxista: la aplicación a esta doctrina de la dialéctica, conforme lo usaba su propio fundador, y contrastándola con la ciencia contemporánea.

¿A dónde va a Indoamérica?, ha sido la lectura de más de una promoción de revolucionarios. “En Teoría y Táctica del Aprismo” aprendimos millares de muchachos peruanos de los años treinta, las primeras letras de nuestra educación política, aceptando principios que cuarenta años después siguen vivos, vigentes y confirmados por la historia.

Figuran en la colección, los libros particularmente significativos para el Perú, como “Política Aprista” o como los “Pensamientos de Crítica, Polémica y Acción”, “El libro del Proceso con su “instructiva secreta”. “Las cartas a los pioneros apristas” los de viajes como “ex combatientes y desocupados”, “Impresiones de Inglaterra Imperialista y de Rusia Soviética”, el “Mensaje de la Europa Nórdica”. El vasto ensayo único, creemos en español, fuera de la presentación hecha por Alfonso Reyes, hace años sobre Arnold J. Toynbee.

Los libros de las épocas de guerra y de post guerra, las crónicas, los ensayos, la expresiva y reveladora carta con que respondiera desde Berlín en 1931, a un fervoroso retrato que de él hiciera Alberto Hidalgo, las memorias de su largo asilo, sus recuerdos de Gonzáles Prada, su testimonio sobre la lucha de las ocho horas.

La publicación de los discursos de Haya de la Torre, permite admirar a uno de los grandes oradores del idioma, que maneja desde la orquestación coral de las grandes muchedumbres hasta la dimensión de coloquio o la charla docente.

Aquí están recogidos los mensajes de todos los años el Día de la Fraternidad o el de la fundación del Partido-en que se enjuicia al gobierno militar instaurado en 1968. La notable coherencia de sus tesis, a lo largo de ocho años, queda patente e irrefutable.

Describir ésta obra, tan amplia y tan rica en su variedad y sugerencia dentro de un ordenamiento interno que nunca es inconsecuente consigo mismo sería tanto como transcribirla. Invitamos al peruano, al latinoamericano, al compañero, al amigo y al adversario a leer estas Obras Completas. En ella, queda el testimonio de un pensamiento rector, que ha modificado y está modificando los supuestos y las coordenadas de nuestra propia existencia. Finalmente, podemos agregar, que a pesar del ejemplo continental y revolucionario, que nos dejó Haya de la Torre, todavía en nuestra América morena somos caudillistas. Eso quiere decir, falta de fe en las ideas y exagerado interés por el poder. Debemos aprender a preocuparnos por el gobierno, y no por el poder. Nos lo enseñaron los griegos.

(*) Abogado, Docente Universitario y Presidente del Frente Único de Pensionistas del Banco de la Nación. (FUPBAN).

La Calera de la Merced, Noviembre de 2010.