martes, 30 de agosto de 2011

La Herencia

Tres estaciones en la vida del Imago Viva Dei.


Escribe Luis Adolfo Siabala Valer


Hay una fuerza que nos impulsa hacia nuestra naturaleza eterna, aquella que es conducida por la esencia de la existencia misma: la vida espiritual, de la que verdaderamente estamos hechos. Ésta se acrisola, se amalgama en el devenir de los años por la experiencia de vida, por la circunstancia, por el libre albedrío conducido. La transformación se da con el auxilio de un Maestro, uno asignado por la Divinidad. Hablo aquí del rol de la paternidad y también de la transformación del espíritu que rompe las ataduras colosales de una carne que tiende a lo que no armoniza con la universalidad de todo aquello que fue concebido como bello y bueno:

He visto la ocupación que Dios ha dado a los hijos de la humanidad en qué ocuparse. Todo lo ha hecho bello a su tiempo. Aun el tiempo indefinido ha puesto en el corazón de ellos, para que la humanidad nunca descubra la obra que el Dios [verdadero] ha hecho desde el comienzo hasta el fin. He llegado a saber que no hay nada mejor para ellos que regocijarse y hacer el bien durante la vida de uno; y también que todo hombre coma y realmente beba y vea el bien por todo su duro trabajo. Es el don de Dios.

(Eclesiastés 3:10-13), NM

El misterio del propósito, del sentido de vivir queda develado con el don de la reflexión, de la contemplación pasiva que ilumina la mente del amante de lo perspicaz, con el auxilio dos fuentes: el Instructor y el Libro Sagrado que acopia los pensamientos del propio Creador, fuente de múltiple inspiración.

La sabiduría es la cosa principal. Adquiere sabiduría; y con todo lo que adquieres, adquiere entendimiento. Estímala altamente, y ella te ensalzará. Te glorificará porque la abrazas. Dará a tu cabeza una guirnalda de encanto; te otorgará una corona de hermosura”.

(Eclesiastés 4:7-9)

Dos, entonces, son las fuentes de esta sabiduría, pero una sola la experiencia que en la vida se presenta para este viaje hacia lo trascendente. La experiencia humana recogida alegóricamente en la Commedia de Dante Alighieri podría servirnos también como una ilustración de este altro viaggio, por ser una de las obras inspiradas en la fuente de aquella sabiduría conductora.

***

Meditaba en los hechos de una madre y en el vigor de su juventud al lado de sus hijos. Juega ella con la menor de sus hijas: no hay límites para ese derroche de salud y vigor. No hay restricciones a nada. Ella y su hija se confunden en el interminable juego de la felicidad del amor stor.gu, que es inherente entre los seres queridos, la relación de afecto que llama la sangre, el cuerpo y ese instinto innato de conservación. Es la relación que no tiene mérito alguno, salvo para aquellos a quienes se ama.

Regocíjate, joven, en tu juventud, y hágase bien tu corazón en los días de tu mocedad, y anda en los caminos de tu corazón y en las cosas vistas por tus ojos. Pero sabe que debido a todas estas el Dios [verdadero] te traerá a juicio. Por eso, quita de tu corazón la irritación, y evita a tu carne la calamidad; pues la juventud y la flor de la vida son vanidad.

12Acuérdate, ahora, de tu Magnífico Creador en los días de tu mocedad, antes que procedan a venir los días calamitosos, o hayan llegado los años en que dirás: “No tengo en ellos deleite”

(Eclesiastés 11:9- 12:1)

Amor, che al corgentil ratto s´apprende

Prese costui della bella persona

Che mi fu tolta, el modo ancor m´offende

Amor condusse noi ad una morte:

Amor que no exime de amar al ser amado

Tan íntimamente me unió al afecto de éste,

Que como ves no me ha abandonado aún.

Amor nos condujo a una misma muerte

Inferno V: 100-106

La hija ha crecido y está en la flor de su adolescencia; quiere vivir la vida por si sola. La madre adopta el rol de correctora y de intrusa; asume entonces el rol de jueza, fiscal y abogado. El hijo quiere rehuir de estas actitudes ajenas a lo que hasta hoy ha concebido, porque no desea el control. Quiere creer que el control es un derecho en ella y no un deber. Pero sigue siendo esa relación de stor‧gu y de Philía, es decir, de amor filial, de amistad, de preocupación lo que la mueve a sacrificar la amistad con su hija por ver en la flor de la juventud de su retoño el camino que ha de enderezar. No hablamos tampoco aquí de un amor meritorio, en el sentido pleno de su naturaleza.

Escucha, hijo mío, la disciplina de tu padre, y no abandones la ley de tu madre. 9 Porque son una guirnalda de atracción a tu cabeza y un collar fino a tu garganta.

(Proverbios 1:8)

Amor che nella mente mi ragiona,

Comincio egli allor si dolcemente,

Che la dolcezza ancor dentro mi suona.

Lo mio Maestro, e dio, e quella gente

Ch´eran con lui, parevan si contenti,

Com´a nessur toccasse altro la mente.

“El amor que en mi mente raciocina”,

Comenzó él a cantar tan dulcemente,

Que todavía resuenan mis acentos en mi corazón

Mi Maestro y yo, y todas aquellas almas

Dábamos muestras de estar tan embebecidos,

Como si ninguna otra cosa tuviésemos en el pensamiento.

Purgatorio II 112-117

Los frutos de la disciplina correctiva se ven en la sabiduría que es consecuencia de ésta. En el invierno de la vida, aquella madre, ahora en el silencio de su vejez contemplativa apenas observa, siquiera habla. Se ha hecho un alma dependiente de los que la aman y profesan respeto y cuidado amorosos. Llega el día en que, paralizada, espera en Dios y en los demás un auxilio presto. La hija, conmovida la auxilia, la acompaña, sufre el derrotero del sacrificio, de la empatía. Se desarrolla en ella sentimientos trascendentales. Puede entonces decirse que el legado, la herencia de la vida se transmite en este momento.

Pues bien, ¿quién es el hombre que teme a Jehová?

Él lo instruirá en el camino [que] él escoja.

(Salmo 25:12)

Hijo mío, si recibes mis dichos y atesoras contigo mis propios mandamientos, de modo que con tu oído prestes atención a la sabiduría, para que inclines tu corazón al discernimiento; si, además, clamas por el entendimiento mismo y das tu voz por el discernimiento mismo, si sigues buscando esto como a la plata, y como a tesoros escondidos sigues en busca de ello, en tal caso entenderás el temor de Jehová, y hallarás el mismísimo conocimiento de Dios. Porque Jehová mismo da la sabiduría; procedentes de su boca hay conocimiento y discernimiento. Y para los rectos atesorará sabiduría práctica; para los que andan en integridad él es un escudo, mediante la observación de las sendas del juicio, y él guardará el mismísimo camino de los que le son leales. En tal caso entenderás justicia y juicio y rectitud, el derrotero entero de lo que es bueno.

(Eclesiastés 2:1-9)

Ma non eran da cio le proprie penne;

Se nojn che la mia mente fu percossa

Da un fulgore, in che sua voglia venne.

All´alta fantasía qui mancó possa:

Ma gia volgeva il mio disiro e il velle,

Si come ruota igualmente é mossa,

L´Amor che muove il Sole e l´altre stelle

Pero no hubieran mis alas encumbrarse tanto,

A no haber iluminado mi mente

un resplandor que dejó satisfecho su deseo

Aquí perdí el sublime vigor de mi fantasía;

mas ya daba impulso a mi anhelo y mi voluntad

Como a una rueda que gira por igual,

el Amor que mueve el Sol y las demás estrellas.

Paradiso XXX 139-145

El mejor legado para una existencia es ese sentido de desprendimiento que confirma al Imago Viva Dei, la imagen viva de Dios: el Amor Divino que corresponde únicamente a los que tuvieron la dicha de comprobar que hay más felicidad en dar que la que hay en recibir (Hechos 20:35).

El amor que hace que giren el sol y las demás estrellas…

LS

Lima, 30 agosto, 2011

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